Javier Barraycoa  y Hélène de Lauzun fueron los encargados de exponer varios de los casos de censura y manipulación en los programas universitarios europeos a través de su experiencia personal y ejemplos en varias universidades europeas.

Hélène de Lauzun ha explicado como cuando empezó en la Universidad de Harvard “me asombró que el objetivo no era generar pensamiento, sino que había que  conformarse con ciertas condiciones ideológicas. Todas la semanas teníamos sesión de indoctrinación, en romance, literatura y lengua. Durante esas dos horas y tres horas se nos decía que la maestría de un idioma era un marcador social y corregir a los estudiantes no era bueno y si lo corregían era una dominancia cultural”. 

Cuando volvió a Francia “pensé que podía enseñar como me gustaba enseñar, disfruté, pero esto ha cambiado ya no es así, la importación de la ideología americana y de la cancelación ha tenido éxito en Francia, también en otras Universidades europeas”, de Lauzun también ha denunciado cómo los profesores tienen que ser constantemente examinados y le dan créditos “si cumplen con los idearios de diversidad o multicultural, eso te da puntos extras para un puesto en Oxford, por ejemplo, nos enfrentamos a censura y manipualción a todos los niveles en las Universidades europeas. Esto lleva a que los estudiantes puedan quejarse a la administración y ejerce una presión enorme sobre el profesorado”. 

Por su parte, Javier Barraycoa, ha explicado como fue censurado en la Universidad pública de Barcelona al publicar un libro contra el catalanismo, “18 años después de ejercer fui cancelado”. 

Esto hoy en día es algo común, “Justo ayer salió una noticia que un profesor irlandés se había negado a usar el pronombre trans, tuvo arresto domiciliario por este motivo”, se ha producido una explosión de cancelaciones, “en la universidad de Milán se ha suspendido cursos de personalidades rusas, conciertos, por las buenas, sin racionalidad. Esto incluso alguno podría decir que es por pasión o enfado pero hay cosas que salen de la comprensión”.  

La Universidad de Yale canceló un curso de “ introducción al arte moderno, se prohibió la clase porque algunos protestaron, no se podía celebrar porque las clases pueden suponer incomodidad a los alumnos por su blancura, masculinidad y rectitud absurda del canon occidental”. 

Otro de los ejemplos expuestos por Barraycoa ha sido el de la Universidad de Bolonia “donde se han suspendido los típicos debates por temas como si se puede elegir género. Es un boicot y conseguir que se prohiba es absurdo porque los que conocen el funcionamiento se trata de defender las dos tesis. Ya ni si quiera dejan que se genere debate”. 

En definitiva “se trata de no, romper espacios seguros, la Universidad es un espacio donde no puedes ser herido emocionalmente por la ideología. Un sistema donde nos regulan la vida, el pensamiento, el poder, la imposición del pensamiento”.